Hola, lectores. Hoy os escribo porque, después de cinco años en la Facultad de Medicina (camino de terminar, por fin), me siento saturado de comentarios y Reels de Instagram que idealizan el estudio de la Medicina, hablar con tus primeros pacientes, jugar a disfrazarse de médicos en el hospital, etc. No pretendo con este artículo romper las ganas de seguir un sueño de infancia de nadie o de estudiar una carrera universitaria que, a nivel profesional, no está excesivamente mal en comparación con otras; sin embargo, considero oportuno enseñaros una perspectiva personal que, además de una archiconocida y manida "Cara A", deja una "Cara B" que, desgraciadamente, tiende a ser ignorada y puede ser igual de real para muchas personas.
Todo esto parte de una opinión personal fruto de los seis cursos de Medicina y, evidentemente, todos los estudiantes pasamos por experiencias diferentes que cambian el curso de nuestros estudios y nuestra vida profesional, en general. No obstante, sí que voy a intentar ser lo más objetivo posible, dentro de mis posibilidades, y os animo en cualquier caso a contrastar este artículo con conocidos, amigos, etc. que estén dentro del sector para que elijáis vuestra carrera con la mayor precisión posible. Mi objetivo es que toméis esta decisión no basándoos en una idea preconcebida, sino en un concepto algo más próximo a la realidad (que, no obstante, puede no tener nada que ver con vuestras experiencias).
1. Medicina, ¿la carrera más bonita del mundo?
Voy a ser claro con esto: no es una carrera bonita; de hecho, es una carrera horrible. Bonito podrá ser el trabajo de después si te gusta, la satisfacción personal de haber conseguido un objetivo en la vida, el ansia de conocimiento saciada por el estudio, el dinero en la cuenta si eliges una especialidad acorde, etc. (entiendo que las motivaciones de cada uno serán diferentes), pero la carrera NO es bonita. Como no he estudiado ninguna otra, no la voy a comparar con otros estudios universitarios, pero sí que quiero dejar claro una idea sobre la que he hablado frecuentemente con muchos compañeros y me gustaría desmentir: si esperas que, tras hacer un examen de acceso durísimo después de años de estudio sostenido y ser el mejor de tu clase, haber sacrificado mucho para entrar, etc., viene "lo mejor" o que se pone el asunto más fácil, no estoy de acuerdo en absoluto. Entrar en Medicina es difícil, no, dificilísimo (fundamentalmente, por el hecho de que haya que sacar más de un 13/14 en prácticamente toda España para acceder a una Facultad de Medicina pública). Sin embargo, aprobar las asignaturas no es tarea sencilla.
Desde el primer curso te encontrarás con un temario inmenso que dejará en pañales a cualquier asignatura de Bachillerato. No es que no se pueda estudiar, pero es un punto que hay que tener en cuenta. Bioquímica, Anatomía, Fisiología, etc. Todas ellas asignaturas básicas (muchas de ellas muy importantes y útiles en el futuro, todo sea dicho), pero extremadamente alejadas a priori de lo que tenías en mente que ibas a hacer en la carrera. "¿Dónde están esas enfermedades de las que hablaban en House? ¿Qué pasa que no voy por el hospital con un pijama a lo "Anatomía de Grey? "¿Por qué no estoy yendo al hospital a hacer guardias?" Lo más probable es que, por el contrario, tus primeras experiencias de estudiante se basen en acudir a clases interminables de lectura intensiva de PowerPoints que fueron actualizados por última vez en la era de Windows XP. No voy a excederme en la extensión, porque podría hacer una reseña de todos los cursos, pero a pesar de que guardo muchos momentos bonitos de la universidad, no compensan en absoluto y, personalmente, creo que podría haber vivido una experiencia universitaria mucho más plena estudiando otra carrera. Estudiar Medicina es pasar horas, horas y horas estudiando, decidir no ir a clase por poder seguir estudiando, ser cuestionado por estudiar constantemente (o por no hacerlo), etc. Y, sobre todo, teniendo que decidir muchas veces entre estudiar para sacar una buena nota o estudiar para aprender y ser un buen profesional en el futuro (cuestión que me parece, cuanto menos, importante, tratándose de un trabajo en el que te juegas literalmente las vidas de otras personas). Trataré más detalladamente este último aspecto en otro punto.
2. Las prácticas en el hospital no son ningún juego.
Es habitual en los círculos de estudiantes de Medicina, sobre todo en los cursos preclínicos, ensalzar el valor de las prácticas hospitalarias y verlas como lo más "divertido" de la carrera; son una manera de salir de la monotonía de los PowerPoints y clases de calidad muy dudosa de la universidad. Sin embargo, muchos se quejan habitualmente de que, cuando llega esa "tierra prometida" llamada hospital, el papel del estudiante se reduce a ser un "árbol decorativo" (o "ficus", como se suele decir en tono irónico). El estudiante de Medicina es literalmente el siguiente escalón en la jerarquía del hospital por detrás de una papelera. Ahora bien. ¿Qué pretendes? Como estudiante de Medicina, muchas veces te sentirás como un estorbo, sin aportar nada tangible al hospital; en cualquier caso, lo mejor que puedes hacer es cometer un error y contaminar un campo estéril. Las prácticas no son un juego, el hospital es un entorno hostil en el que estás tratando todos los días con el sufrimiento humano en su máxima expresión. Es gracioso echarse fotos en el espejo la primera vez que te pones un pijama o una bata (yo lo he hecho), pero de repente llegará un día en el que te darás cuenta de que, todo el sufrimiento que ves en el hospital, no es más que la historia natural de muchas enfermedades que perfectamente podrían afectar a cualquiera de tus seres queridos (o a ti mismo).
Estudiar Medicina es darse cuenta de que la Medicina no lo cura todo, de que hay muchos problemas sin solución, de que el médico no puede hacer magia y arreglar todo el sufrimiento, y de que muchas veces, lo mejor que puedes hacer es acompañar a los pacientes en su sufrimiento durante los 5-10 minutos que dure tu consulta con un listado de 20 pacientes citados. Todo para que luego te digan que los pacientes no te importan, que "el médico no sabe lo que es un paciente" y que "te limitas a escribir en un ordenador". Cosa que, realmente, tampoco es mentira hasta cierto punto. Si, teniendo esto en cuenta, te quieres seguir metiendo aquí, adelante; pero no te frustres cuando veas que de esos 20 pacientes citados, ha salido con su problema resuelto uno o ninguno.
No hablamos ya de la yatrogenia. En las prácticas verás profesionales muy buenos que harán muy bien su trabajo; pero lo más seguro es que te topes con muchos otros que hagan su labor de forma mediocre o muy cuestionable. Y, como estudiante, no podrás abrir la boca cuando veas que las cosas no siempre se hacen como deberían.
3. Vas a ser criticado por absolutamente todo y por todos (y tu esfuerzo seguramente no tenga recompensa).
Supongo que es extensible a muchísimos otros campos, pero yo os voy a hablar de mi experiencia. Cuando seas estudiante de Medicina, serás criticado por no saber lo suficiente, por saber demasiado, por no tener interés, por mostrar demasiado interés, por no tomarte descansos, por tomarte descansos, por involucrarte demasiado con tus pacientes, por no involucrarte, etc. Vas a ser criticado por estar haciendo prácticas voluntarias en tus vacaciones de verano por los propios tutores de tu servicio, que considerarán que estás "desperdiciando tu tiempo"; vas a ser criticado por profesores que, a pesar de no estar dotados para la docencia en absoluto, te afearán que no estudias lo suficiente; vas a ser criticado por personas de tu entorno que, de repente, empezarán a señalar actitudes como que "te crees médico" cuando les animes a someterse a cribados o a mejorar su estilo de vida; los mismos que te echarán en cara que les digas que vayas a Urgencias cuando acudan a ti en busca de una asistencia médica que no les puedes dar. Todo el mundo tiene el derecho moral a juzgar el tipo de profesional que debes ser, porque "tu vocación lo justifica todo".
Aquí te animo a que te tomes las cosas con filosofía. Muchas de las personas que te critican lo hacen porque son inseguras, necesitan reafirmarse haciendo de menos a otras o, incluso, anhelan aquello que tienes (¿juventud? ¿Tiempo? ¿La posibilidad de rectificar una vida que no les llena?). En cualquier caso, si crees que no vas a ser capaz de aguantar las críticas (enmascaradas como "opiniones") de personas que no tienen criterio para hacerlo, no te metas en Medicina. Tú sabes lo que trabajas y lo que haces; no esperes que nadie te lo valore.
También quiero hacer énfasis sobre esto en los exámenes. Hay muchas maneras de sacarse la carrera, todas legítimas si se hace de forma limpia, pero desearía plantearos una reflexión, porque es una cuestión que me ha perseguido durante toda mi etapa universitaria. ¿Preferirías ser atendido por un médico que sacó un 10 en todo porque fue a todas las clases y el profesor fue diciendo los temas que iba a preguntar en el examen y cumplió con su palabra, o por otro que hubiera sacado un 8 estudiándose los temas que el profesor dijo que no iba a preguntar en el examen porque no fue a clase pero se estudió todo el temario? Evidentemente, también está la opción de sacar un 10 estudiándose todo el temario (aunque bastante complicado, pero posible). La universidad valora mucho más la asistencia a clase que el estudio, y la tendencia actual es hacer la asistencia a las clases obligatorias (llegando a puntuar incluso por ello). Así pues, os planteo una reflexión: ¿pensáis que es correcto aprobar la asignatura de Cardiología sin saber cómo diagnosticar un infarto? Según muchas universidades, sí (basta con obtener un 5 en un examen tipo test). Ahora bien, tu formación está en tus manos. Y, volviendo al inicio, serás criticado por decidir ser dueño de tu estudio.
4. Olvídate de ser un experto en nada (y de perder el tiempo cuando no vale la pena).
Da igual lo que seas o lo que hagas: siempre va a haber alguien que sepa más que tú. La Medicina es interminable; olvídate de dar lecciones, siempre va a haber alguien que te pueda corregir (y seguramente tendrá razón). Y, por eso mismo, tendrás que acostumbrarte a callarte muchas veces. Los "siempres" y los "nuncas" casi nunca son en Medicina; pronto empezarás a desconfiar de todos aquellos a quienes solías admirar y empezarás a ver errores (graves) en ellos. Y pronto, cuando estudies Patología General, empezarás a ver errores en los consejos dietéticos que dabas a tu abuela un año antes, cuando estudiabas Fisiología Endocrina y te creías el rey de la Endocrinología. Y lo que es peor, esto no tiene final: pronto irás viendo cada vez más errores en tus propios razonamientos y en los de los demás, que te llevarán a ser cada vez más inseguro sobre tus propios conocimientos y habilidades.
La conclusión de todo esto: vas a estar constantemente aprendiendo. Si no estás dispuesto a tener que ser un aprendiz constantemente y a que otros tiren por tierra lo que sabes (o crees saber), muchas veces con razón, métete a otra cosa. Y lo peor de todo, verás cómo las redes sociales se llenan de pseudodivulgadores y de cómo su ignorancia sobre ciertos temas los hará cometer errores gravísimos. Y verás también cómo sus cuentas se llenan de millones seguidores que aprenderán que a "tratar la diabetes con hierbas", a "combatir el fraude de las farmacéuticas" o a "vivir la vida saludablemente tomando suplementos de Omega-3" (todo ejemplos inventados, pero perfectamente verosímiles). Verás a otros que no tienen tus conocimientos poner en duda constantemente lo que sabes. Verás a pacientes en la consulta que cuestionarán tus métodos basados en miles de estudios y años de formación porque leyó en internet que la Medicina acorta la vida. Pero tendrás que aprender igualmente que las personas son libres de cometer sus propios errores y de saber a quién están dispuestos a escuchar.
5. La Medicina se convertirá en parte de ti y te absorberá.
Vas a perder amigos y aficiones. La carrera es peor que una pareja "tóxica": tus relaciones sociales, tu tiempo libre, absolutamente toda tu vida va a empezar a girar en torno a un eje que lo aglutina todo y no te deja salir. Pronto verás que, casi sin darte cuenta, empezarás a apartar las actividades que te gustaban. Dejarás de salir con amigos a los que antes veías y todo tendrá que ver con la Medicina. Si hacías un deporte, seguramente lo dejes; si aprendías francés, lo tendrás que abandonar; si te gustaba leer, acabarás tan cansado de estudiar que no querrás coger un libro. Y así, poco a poco, tu identidad se irá convirtiendo en una con una carrera absorbente que puede llegar a ahogarte y atraparte. Un círculo vicioso en el que poco a poco todo lo que te gustaba desaparece, hasta que un día te levantes por la mañana y te des cuenta de que la persona que eras se ha desvanecido y no es más que una ilusión. ¿Tiene arreglo? Claro que sí; las aficiones perdidas se pueden recuperar, y organizarte bien te puede ayudar a no perderlas (no nos vamos a poner en modo catastrofista).
Mi consejo: evita que esto te ocurra. La carrera son seis años, pero bien pueden ser siete, ocho o los que haga falta. Lo importante es que no te pierdas en el camino. Pero ten claro que si no estás dispuesto a tener que dejar de lado aspectos de tu vida que son importantes para ti, aunque sea temporalmente, creo que deberías plantearte si la carrera es para ti.
6. Es interminable.
El proceso de formación de un médico promedio oscila entre los 10 y 11 años. Una carrera de 6 años si la sacas a curso por año sumado a 4 o 5 años de especialidad. Todo ello contando con que no repitas el MIR (circunstancia que no es tan inusual) y lo hagas todo en los plazos estipulados para ello. Además, recordamos que la Medicina está en constante avance, y que yo mismo me he estudiado cosas en la carrera hace unos tres años que hoy en día ya no me sirven para el MIR porque han quedado obsoletas. Nunca terminas de estudiar, y el camino para poder optar a un puesto laboral "medianamente" decente (que ni siquiera estable) son 10-11 años. En la residencia cobrarás algo, pero no es un sueldo que compense en absoluto una carrera de 6 años de dedicación y un MIR. De adjunto joven irás rotando de un sitio a otro durante años hasta poder conseguir una plaza (si es que alguna vez lo haces). Y a la vista está que no está en los planes del Ministerio de Sanidad poner fin a un sistema de guardias anacrónico que maltrata de forma sistemática al colectivo médico.
Mi reflexión es que, antes de elegir este camino, pienses una cosa: estudiar Medicina no es una decisión de una carrera de 4 años; es decidir meterse en un camino lleno de muchas más espinas que rosas, que no va a terminar después de los 6 años de carrera (que ya se hacen interminables). Verás a tus compañeros de colegio graduados, en sus respectivos trabajos, casándose, haciendo sus vidas, mientras tú sigues peleándote con los mismos apuntes con los que te peleabas hace cinco años. Y llegarás a la residencia y seguirás sin saber dónde terminarás cuando termines (si es que terminas). ¿Estarías dispuesto a que un joven de 18 años que acaba de salir del instituto decida sobre los próximos 10 años de tu vida? No digo que haga falta tener "vocación" para estudiar Medicina (personalmente, creo que es imposible tener vocación por un trabajo que no sabes de lo que va en lo más mínimo hasta Tercero/Cuarto de carrera); sin embargo, sí te animo a que consideres de verdad hasta qué punto quieres ser médico. Siempre estás a tiempo de salir, pero lo más probable es que, conforme vayas pasando cursos, aguantes más hasta el final en una carrera que no te llena y que puede que no estés dispuesto a soportar. Y no hace falta ser médico para tener trabajo en este país; y, por supuesto, no es un trabajo con unas condiciones atractivas (diga lo que diga la sabiduría popular).
En definitiva, estudiar Medicina no es para todo el mundo, y eso está bien. No es un camino de luces, sino de sombras que se iluminan con mucho esfuerzo, ganas de aprender y mejorar (que no necesariamente deben responder una "vocación" sobrenatural) y mucha resiliencia. Si decides recorrerlo, hazlo sabiendo lo que te vas a encontrar, sin los "filtros rosas" de las series de televisión ni las redes sociales, con una mentalidad muy crítica y siendo consciente de que lo más probable es que terminarás dando mucho más de lo que recibirás. Y si ya estás en él, recuerda que no estás solo. Hay muchos que sienten lo mismo que tú, aunque no lo digan. Ánimo, porque al final (dicen), sí se acaba.
Alberto.
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