Llega el momento de abrir la agenda, es verano y acabo de terminar los exámenes de Tercero de Medicina. Tengo mi aplicación de Calendario llena: en junio, prácticas en un servicio del hospital de mi ciudad; en julio, trabajo; para agosto queda un viaje a Alemania para realizar unas prácticas clínicas. Todo un verano delante de mí con un denominador común que, a razón del título del artículo, puede resultaros ya familiar: una ilusión de productividad. Digo expresamente ilusión, porque después de ese verano de desmadre clínico, se cierne sobre mí un año que comienzo agotado, acusando el desgaste de tres años de carrera, y finalizo Cuarto con menos ganas de estudiar que nunca y profundamente desmotivado. Mi primer verano como estudiante de Medicina, que era igualmente el primero como estudiante universitario, investigué a fondo y leí muchos artículos sobre “cómo debería pasar el verano un estudiante de Medicina”. Recuerdo que muchos hablaban sobre hacer prácticas en hospitales loc...